Registrar es resistir

por Sol Labuerta

EL CELULAR

Hace ya casi una semana que me sucede lo mismo: Cada vez que abro mis redes sociales, me encuentro con nuevas imágenes compartidas sobre la situación actual en Chile. Fotos, videos, notas, ilustraciones, textos; todo tipo de formatos. 

Ahí están, los ciudadanos, los trabajadores, los estudiantes, los jóvenes. Luchando por sus derechos y por lo que al pueblo le pertenece. Lo único que reciben es violencia. 

Sentí que si lo mismo sucediera en Argentina, seríamos nosotros quienes estaríamos en las calles. Me ví reflejada en ellos. Pensé en qué lugar ocupo, en quiénes me rodean, en qué hacemos.

Encontré tanto material audiovisual emergiendo desde cada rincón, desde cada celular, desde cada cuenta… Personalmente no me sentí habilitada a compartir esas imágenes; sólo me quedé pensando…¿qué hacer con ellas? Ahí están, naciendo por la necesidad de dejar rastro, de registrar lo que sucede, de no olvidar, de documentar, de mostrar. 

Fotografía tomada en las manifestaciones de Chile, 2019

LA TV

Pienso en la televisión y me resulta inevitable pensar en el circo o el teatro; en una puesta en escena. 

Hace años que me cuesta ver televisión, porque no puedo dejar de ver las costuras y los hilos que se intentan esconder detrás de la pantalla. Entiendo que no todos pueden verlos y que lamentablemente todavía están quienes piensan que esa pantalla es la fuente que emana la más absoluta verdad. Ven lo que ven, pero no lo analizan. Menos aún pueden ver lo que no se vé, lo oculto.

Claramente, el pueblo chileno no está en la tele. Está en las calles. 


EL CINE

En medio de este contexto, pensé en el cine de Patricio Guzmán. Creo que algunas de sus ideas habían quedado guardadas en mi mente hace algunos años, y hoy me reclamaban volver a su encuentro. 

Conecté mi disco al tele y volví a ver “Nostalgia de la luz”. La tengo guardada, porque más que una película, me parece una obra de arte. Se estrenó hace casi 10 años, pero la encuentro fresca y vigente como si hablara de lo que sucede hoy. El director logra conectar ideas que parecen estar a años luz de distancia, pero en realidad parten del mismo lugar.

Habla de la memoria, del pasado, del tiempo, del espacio. Situada en el desierto de Atacama, la película muestra cómo conviven dos búsquedas análogas en un espacio en común. 

“El desierto es una puerta al pasado» dice uno de sus entrevistados.

Astrónomos que miran al cielo con grandes telescopios para buscar huellas del pasado en los cuerpos celestes. 

Mujeres que buscan en el suelo con pequeños pinceles para encontrar los restos de los cuerpos de sus desaparecidos.  

Hoy, hay toque de queda. Vuelven los tanques y los militares. Vuelve a haber desaparecidos. Esta vez no sabemos si aparecerán por sí mismos, o si nuevamente sus familiares los tendrán que hacer aparecer aunque ya sin vida. 

“Ojalá los telescopios no miraran sólo al cielo, sino que traspasaran la tierra para poderlos ubicar[ …] Es imposible olvidar a nuestros muertos. Hay que mantenerlos en la memoria.” decía Violeta Berrios, que con 70 años en ese entonces, continuaba la búsqueda.

En un país que ha pasado años en silencio, el cine le da voz a estas mujeres que construyen memoria. Estoy segura de que otras películas chilenas hablan del pasado, y espero que muchas más hablen de este presente, pero lo que hace Patricio Guzmán es un acto de homenaje a la memoria. 

Fotograma de «Nostalgia de la luz»

Debemos refugiarnos en el cine para hacerle frente al olvido. El cine es forma de dejar huella. En cada película quedan rastros de un pasado que se hace presente cada vez que la volvemos a ver. El cine es una herramienta, un acto político. Esas imágenes que hoy vemos, y que producimos, dejan rastros, dejan huellas. Nos permiten construir memoria, y por tanto la memoria de un pueblo. 

Registrar es resistir. 

Filmemos, para nunca olvidar.

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