Reflexiones sobre el color

Por Ana Bustelo.

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Hace unos días vi la película Blue (1993), de Krzysztof Kieslowski y desde entonces no he podido sacarme sus imágenes de la cabeza. Pienso en azul. Siento en azul. La angustia me invadió en el instante que la película terminó y cada vez que una de sus imágenes aparece en mi cabeza me invade de nuevo. Contradictoriamente, es una angustia esperanzadora, reflexiva, deseante. El color, como el más fiel trasmisor de los sentimientos. El color como sonido, como olor, textura.
El color debe ser una de las cosas más estudiadas a lo largo de la historia, diversas disciplinas como la psicología, el arte, la filosofía, la química, se han encargado de teorizar en torno al mismo. Pero ¿Qué es el color? O mejor dicho ¿Dónde nace el color? ¿Dónde muere? ¿Cómo se relaciona con un film?

“Esto me recuerda que debo hablar tanto del color como de la
luz. Me parece obvio que los colores toman sus variantes de la
luz, debido a que todos los colores colocados en la sombra se
ven distintos que cuando están en las zonas iluminadas. La
sombra hace que el color se oscurezca, la luz, cuando lo toca,
hace que el color se aclare. El color es devorado por la
oscuridad”.

(Leon Battista Alberti, Tratado sobre la pintura)

Ahora entiendo lo de la angustia. Y la oscuridad. Y el color. La luz y el color como los complementos necesarios para la transmisión de cualquier sentimiento. La niña que saca un papel de una golosina por la ventana. El papel parece ser de aluminio, brillante, reflector, azul. El auto que se aproxima por el medio de la niebla; gris, pesada, oscura. El auto que se estrella contra un árbol; macizo, invasivo, negro. La luz y el color, relacionándose para narrar, sin la necesidad de la palabra.

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En una película, un color no es sino en relación directa con los demás colores. El azul en sus diversas formas y combinaciones. Azul y amarillo, esperanza. Azul y rojo, tensión. La construcción de la curva dramática, legible en colores. Las tensiones, el conflicto, los respiros, el clímax traducible a paletas de colores.

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A los fotogramas que me invaden de la película, ¿los recuerdo en color? Si algún día mi vista comienza a fallar y de a poco se apaga, si alguna vez pierdo lentamente la visión y todo lo que perciba sean sonidos, estoy segura que no olvidaré el azul de Blue. Vibrante, penetrante, intensa. El cine, demostrándonos una vez más la inmortalidad sus múltiples lenguajes.

 

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